El Dojo se plantea por un lado, como un lugar apto para la meditación y ejercicios asociados para una pareja o un grupo mayor, y por el otro como un espacio para el disfrute de un jardín de agua y vegetación. El volumen se emplaza parcialmente inserto en un bosque al fondo de la parcela, alejado del resto de las actividades de la casa, asegurando su tranquilidad y estabilizando su temperatura. El interior queda definido por colores y materiales neutros, un gran ventanal hacia el jardín, una serie de ventanas alargadas hacia el bosque posterior, un gran espejo y el equipamiento necesario para una serie de ejercicios físicos y para guardado. El exterior se define por medio de un corredor continuo y un cerramiento oscuro, generando un espacio intermedio que permite ampliar el espacio útil, proveer sombra y otorgarle un perfil particular a la obra.
La pérgola, emplazada a continuación del volumen de la piscina, no es más que una cubierta de madera sostenida puntualmente por dos pilares, entregando sombra durante todo el día a un asiento y un deck del mismo material.